ASOCIACIÓN VASCA DE ORNITOLOGÍA DEDICADA AL ESTUDIO, CONSERVACIÓN Y DIVULGACIÓN DE LAS AVES Y LA NATURALEZA, CON SEDE EN LA CIUDAD DE DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN (GIPUZKOA - Euskal Herria). Una Organización sin ánimo de lucro.



14/5/14

Picamaderos negro / Okil beltza


El picamaderos negro es sin duda el representante mayor de una familia, los pícidos, que habita en Gipuzkoa. El resto de esta familia lo componen el pito real, pájaro carpintero de bonito y llamativo color verde que reclama estos días primaverales en los prados y límites de los bosques con un característico relincho que recuerda un caballo, el pico picapinos que tamborilea en los amaneceres frescos de febrero y marzo en cualquier mancha de pinar y en las mezclas de caducifolias, el escasísimo y escurridizo pico mediano con alguna cita antigua en Urdaburu (comunicación personal H.González y JGimon) pero abundante en la alavesa sierra de Izki, el pico menor que habita muy próximo al hombre en los jardines urbanos bien arbolados y seguramente el más extraño miembro de la familia, el torcecuellos, un veraneante que llega en abril después de pasar el invierno en África y que en Gipuzkoa es muy abundante, criando en cualquier borde de seto frondoso, bosque de ribera, etc, pero por su inmovilidad en las ramas y su plumaje críptico, camaleónico, resulta difícil de observar, aunque su reclamo también similar a un relincho, lo delatan.


Esta sería la presentación de la familia de los pícidos en nuestro territorio. Aves con coloraciones en general llamativas, pero que en el bosque se mimetizan perfectamente con los claroscuros de las hojas, gracias a sus dorsos blancos y negros resultando realmente su observación una tarea ardua. Aunque por el contrario, un oído entrenado puede detectarlos fácilmente, porque se tratan de aves tremendamente territoriales que marcan sus territorios con fuertes reclamos o relinchos y en muchas ocasiones con el tamborileo con su fuerte pico sobre troncos que eligen por su resonancia para demarcar sonoramente sus dominios.
Las mejores fechas para la observación son sin duda el final del invierno y el comienzo de la primavera. En esas fechas estas especies inician sus reclamos y los árboles por encontrarse descubiertos de hoja los hacen más visibles cuando vuelan entre sus copas. Aunque si difícil es observarlos, todavía más difícil es fotografiarlos.
En este caso nos vamos a centrar en una de las especies, la mayor y la que ha llevado una progresión demográfica espectacular.


El picamaderos negro es el mayor de los picos ibéricos, completamente negro con una cresta roja, más extensa en el macho que en la hembra. Los poetas de la ornitología lo llaman la corneja carlista. Es un predador contumaz, con su potente pico busca en los viejos y podridos troncos la oculta presencia de xilófagos, comedores de madera, y desbarata a picotazos la madera penetrando con su larga lengua en el interior del tronco y extrayendo las larvas de grandes escarabajos forestales.  En los troncos deja una señal característica como si se hubiera atacado éste con un punzón dejando una huella parecida a un rombo. Es indicación de la existencia de la especie encontrar árboles muertos y podridos completamente agujereados, con agujeros varias veces mayores que la palma de la mano. Pero además es un devorador de roedores forestales y de pequeñas aves. Puede agrandar los agujeros de los nidos de los páridos y otras aves, para penetrar y devorar sus huevos o sus pollos.
En febrero comienza una gran actividad sonora, tamborileos de la pareja demarcando el extenso territorio que el ave necesita, y reclamos que son una serie de acelerados kikikikiiiii, repetidos rápidamente. Muy fácil de identificar por tanto en una salida montañera por el bosque. El periodo reproductor se extiende de abril a julio, pero en Gipuzkoa se ha observado que es sobre todo en la primera parte de la primavera. Construye un gran nido en el interior de un árbol caducifolio, normalmente un haya, al que se accede por una gran boca casi circular, generalmente algo ovalada. Evita la construcción de los nidos en los árboles resinosos, como es el caso de los pinos.


La puesta normalmente es de 4 o 5 huevos y en los momentos finales de la cría, los pollos ya emplumados pueden asomarse al nido para reclamar la comida de sus progenitores.
Pero sin duda una de las cosas más fascinantes de esta especie es su distribución. Es una especie completamente unida al bosque atlántico. Y que en la península Ibérica se encontraba completamente arrinconada en dos zonas, la Cordillera Cantábrica y el Pirineo, que no se encontraban unidas entre sí. Es más, la especie se encontraba, como otras muy ligadas a la montaña atlántica, claramente amenazada. En cambio el picamaderos negro ha conseguido revertir esa situación drásticamente en pocos años.
En la década de los 90 se empezaban a observar los primeros individuos en Gipuzkoa, por la zona más oriental, Artikutza y el parque natural de Aiako Harria, zona próxima a donde están obtenidas hace unos días las fotografías que ilustran esta entrada. 
Sin duda el incremento en el bosque navarro, en todo el prepirineo empezaba a exportar individuos hacia una Gipuzkoa en la que el bosque, además, iba ganando terreno.
Las primeras localizaciones de parejas criando se dieron en los bosques de Aiako Harria, pero la especie continuó en expansión y saltó a Aralar, donde actualmente hay una población importante, y al macizo de Aizkorri. En Araba y Bizkaia fue el proceso similar, se puede leer un interesante trabajo científico sobre la evolución demográfica de esta especie en este enlace de la revista Munibe de Aranzadi, llevado a cabo por José Antonio Gainzarain y José Maria Fernandez-Garcia.


En la actualidad en Gipuzkoa está presente en prácticamente todo el territorio, faltando en cierta medida en la costa. Es el parque natural de Pagoeta el último punto en el que sería de esperar su irrupción. Ha sido escuchado en algún valle de este parque natural pero la reproducción, al menos de momento, no se ha constatado.
Esta expansión ha conducido finalmente a que las poblaciones del Pirineo se hayan unido con las poblaciones de la Cordillera Cantábrica, de manera que la población es actualmente continua desde la provincia de Lugo, hasta Girona.
Si hay que aventurar una causa para la expansión de la especie en Gipuzkoa, esta es sin duda el aumento de la superficie forestal. Pero a todas luces una situación muy concreta, la presencia de bosques de coníferas maduras en una gran extensión de caducifolias, sobre todo hayas. En Gipuzkoa el hayedo es muy joven y tiene poca madera muerta. Pero el bajo precio de la madera de pino que ha hecho que en gran medida no se hayan talado pinares que han ido envejeciendo, ha creado una serie de oportunidades que esta especie ha sabido aprovechar muy bien. De manera que la especie se reproduce en las hayas y se alimenta en los viejos pinares, una combinación que encontraba en el Pirineo, frente a la población de la cordillera Cantábrica que prefería el hayedo maduro.
Precisamente la amenaza mayor para la especie es una incorrecta gestión forestal, cosa que en Gipuzkoa se ha dado hasta el empecinamiento.


Texto: Héctor González Arcelus

Fotografías y vídeo: Jose Herrero

7/5/14

Asturias verde de monte y negra de minerales


El pasado mes de abril nos dimos una rápida vuelta por tierras astures.


En esta ocasión no tocó pajarear, aunque de todo se hizo. La salida era para observar osos, y hasta Asturies nos fuimos en compañía de Esther, David, y César.



Disfrutar de la visión de estos plantígrados es una de las mayores satisfacciones que puede tener un naturalista.



Os dejamos unas fotos y un par de vídeos obtenidos por David y Jose. En uno de ellos podéis ver un Aguila real carroñeando un osezno que probablemente cayó de la osera donde fue visto días antes junto con su madre y dos hermanos.











Osa con osezno crecidito...


Aguila real carroñeando un osezno