
El Monte Ulia es un escenario privilegiado de la historia de nuestra ciudad, y un excelente lugar para disfrutar de la naturaleza y de las aves, entre otros animales, árboles y plantas.

Proteger la biodiversidad y el patrimonio cultural de este monte debería ser una constante en nuestras instituciones locales y territoriales. Eliminar definitivamente la actividad cinegética de todo el monte Ulia, preservar las zonas sensibles y alejar a los senderistas de los acantilados; regular la pesca costera y desde tierra, así como la práctica del parapente y la escalada; prohibir las acampadas (casi permanentes) que existen en sus calas y laderas, promover la educación ambiental y el conocimiento del lugar, eliminar el aparcamiento de Basollua y regular el acceso al de la rotonda del albergue mediante una nueva línea de microbus; aumentar el guarderío forestal...

Pero lo que se está viendo va por otro camino: Un nuevo restaurante en la zona superior está suponiendo un notable incremento de vehículos; ruido, molestias, suciedad, etc. Ahora nos dicen que allí se van a celebrar bodas y banquetes, cuando estaba pensado unicamente como "merendero"...
Entretanto, perros sueltos, cazadores, bicis de montaña, barbacoas y paelleras, son el pan nuestro de cada día.
